Hace un tiempo atrás, tuve la oportunidad de almorzar con mi buen amigo John B. el cual dentro de sus siempre sabias y amenas conversaciones, me mencionaba la importancia de educar a todo el personal de la industria automotriz.

Mi primera reacción ante sus palabras, fue un ¡si, tienes razón!; sin embargo, no pude esconder la gran frustración que a veces siento por no lograr que mis colegas de la Industria lo vean de esa forma.

Le comente entonces, que me llamaba mucho la atención el como la alta gerencia de algunas empresas de nuestra industria, no consideraban importante; o por lo menos, no le daban la importancia debida a la educación o preparación de sus ejecutivos.

De hecho, ante la mera sugerencia de que se debe mantener adiestrado al personal de sus  concesionarios, la inmediata respuesta de ellos es que “no es necesario” o que sus ejecutivos “ya tienen suficiente experiencia” (como si los años de experiencia fueran reflejo de la cantidad de carros que venden al mes estos “experimentados”) o peor aún, que el educar a su personal “sale muy caro”.

Al mencionar “sale muy caro”, mi amigo John me dijo sabiamente, “Si la educación les parece cara, espera a que se den cuenta cuan más cara les sale la ignorancia”.

Aunque eran palabras fuertes, no podía negar que eran palabras con luz.

Me di cuenta entonces que a falta de clientela, se sigue invirtiendo grandes cantidades de dinero en nuevas e innovadoras alternativas publicitarias para crear llamadas de ventas; o si la cosa sale mejor,  crear más tráfico de compradores a nuestro local.

Pero si con suerte se logra ese cometido, pregunto: ¿Quién atiende a estos clientes? ¿Cómo son atendidos estos clientes? ¿Está preparado nuestro personal para atender a esos clientes? ¿Se maximizará en la gran oportunidad de este tráfico de llamadas? ¿Se maximizará en la gran oportunidad de este tráfico de clientes?

Estimado Colega, no sé si este es tu caso, pero me temo que la gran mayoría de nuestros colegas no podrían contestar a estos cuestionamientos con exactitud.

Que educar a tu personal cuesta; claro que sí, pero creo que más cuesta no educarlos para confrontar los nuevos retos de un mercado más exigente y más sofisticado.

Educar, adiestrar y preparar al personal no es un gasto; sino más bien, una inversión. Y sin lugar a dudas, te garantiza que cada uno de los esfuerzos que realices por atraer clientes a tu concesionario van a ser mejor aprovechados. 

Te deseo el mejor de los éxitos.