Tan pronto le llamamos a algo problema, inmediatamente ese algo nos transmite un sentimiento negativo; y no es para menos, pero lo cierto es que la falta de problemas no es tampoco sinónimo de felicidad.
De hecho, cada vez que tenemos problemas, hay que buscar soluciones. Para solucionar hay que hacer cambios, pero los cambios siempre traen problemas. Por lo tanto los problemas llegaron para quedarse.
Quizás esto no suene muy reconfortante, pero es cierto y sería absurdo no verlo así.
Sin embargo, el tener problemas, buscar soluciones y hacer cambios que provocan más problemas, es un proceso que nos ayuda a crecer en muchos aspectos; y crecer estimado colega, es sinónimo de que estamos vivos.
Lo que tendríamos que hacer para asimilar mejor este hecho, es simplemente cambiarle el significado a la palabra problema y de hoy en adelante llamarlo reto.
Cuando de retos se trata, uno de los más profundos y grandes que confrontamos en nuestras vidas es no intentar; o no volver a intentar hacer algo, por temor a fracasar.
Te has preguntado alguna vez, ¿Por qué la inmensa mayoría de los humanos caminan?
Pues debe ser porque los humanos en su niñez mientras gateaban he intentaban caminar; aun cuando se caían, no se quedaban llorando sin tratar nuevamente. Además, supongo que nadie les dijo que no siguieran tratando, pero aun cuando alguien se los hubiese dicho, los niños hubiesen seguido tratando hasta lograr caminar, haciendo caso omiso a sus caídas o a lo que alguien les dijera.
Por lo tanto, el tratar y seguir tratando una y otra vez hasta lograrlo; aun cuando nos caigamos, lloremos e incluso nos digan que no podemos, es un estado natural humano.
Ese estado natural humano estimado colega, está dentro de ti y tu único reto es decidir intentarlo o volverlo a intentar una vez más.
Y si te preguntas ¿hasta cuándo? Yo te diría que ¡una y otra vez más hasta que camines!
Te deseo el más grande de los éxitos
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