Lo decretó hace muchísimos años atrás, y aun hoy sigue siendo verdad. Creo que la genialidad de un pensamiento tan básico pero tan profundo, estriba en el uso de nuestro sentido común. Pero como decía JV, “a veces el problema con el sentido común, es que no es muy común”

Me explico. No hace mucho tiempo atrás, ofrecí una conferencia de ventas para la Industria Automotriz, y como todo buen vendedor, la anuncié a través de diferentes medios. Esto provocó que recibiera una serie de llamadas, principalmente de Gerentes y Vendedores, muchos de los cuales ya han sido expuestos a los principios “básicos de la venta”.

En sus llamadas, lo primero que preguntaban era si el tema principal de la conferencia sería los puntos “básicos de la venta”, a lo cual yo les contestaba que sí.

No acostumbro a asumir, pero en esta ocasión debo asumir que no les interesó asistir a la conferencia “porque en un negocio que se lleva tan de prisa, no tienen tiempo para repasar algo que ya conocen”.

Y la verdad es que no solo lo conocen, sino que también saben de su gran efectividad al aplicarlo. Sin embargo (y esta vez no estoy asumiendo), estoy completamente seguro que aun sabiéndolo, no lo utilizan.

¿Por que es esto?

Puede haber muchos factores que impiden que vean con claridad la efectividad del uso de lo básico, pero creo que principalmente se debe a que no han entendido que aprender más a como vender un vehículo depende de la perfección con la que se lleve acabo el proceso de la fórmula básica (que ya saben).

Esta perfección se logra con la práctica continua. Y cuando decimos práctica continua, es necesario recordar que el proceso requiere de invertir tiempo con el cliente. Y si invertir tiempo llevando acabo el proceso básico de ventas con el cliente puede significar que vendamos un carro todos los días, entonces ¿Cuál es la prisa?

Nunca olvides que “aprender es recordar”, y que al recordar estas aprendiendo

¡Éxitos!