Dice mi mentor (AR), que “Lo único que nos impide tener lo que queremos, es la historia que nos contamos, de por qué no lo tenemos”.

Si, la historia. Esa historia que nos contamos a nosotros mismos para justificar el porque no hacemos lo que tenemos que hacer para conseguir lo que queremos.

Historias como: “no estoy tan mal”, “todos los meses de octubre son así”, “estoy mejor, igual o casi igual que mis competidores”, “el próximo mes será mejor”, “Puede esperar un poco mas”, “yo sé lo que tengo que hacer, nadie me lo tiene que decir”, “cuando tenga mejor inventario”, “cuando mejore la economía”, “cuando acaben los despidos”, etc.

Cada vez que tengo la oportunidad de implementar cambios para las empresas de mis clientes, uno de mis principales objetivos es lograr que cada  uno de los miembros de la corporación elimine “la historia” que tiene, pero se torna en un verdadero reto cuando no existen deseos genuinos de cambio.

Adquirir ese deseo imperativo de cambio es el primer paso para lograr hacer lo que sea necesario para obtener lo que queremos.

Por naturaleza solemos hacer las cosas por la necesidad de obtener placer o la necesidad de evitar dolor. “Dolor y Placer” son dos factores fundamentales para que nosotros como seres humanos hagamos o dejemos de hacer todo.

Hay personas que suelen hacer las cosas por una razón proactiva o porque saben que les ofrecerán resultados placenteros.  Sin embargo, la inmensa mayoría de las personas solo hacen las cosas, cuando saben que si no las llevan acabo, les proporcionaran dolor.

Si somos de esa inmensa mayoría (aunque no suene bueno),  podemos hacer de este factor emocional el combustible que impulse nuestro deseo de llevar hacer las cosas que sean necesarias para lograr lo que queremos.

En otras palabras, no es ¿Cómo me sentiré cuando lleve acabo los cambios? sino más bien, ¿Qué pasará si no llevo acabo los cambios?

Puede sonar simple, pero te garantizo que si te tomas 5 minutos para hacer un listado de lo que pasará si no llevas acabo los cambios, te dará un panorama claro de lo que tienes que hacer, porque se activará en ti el sentido de supervivencia. Ese sentimiento de que es una absoluta necesidad llevar acabo algo porque es de “vida o muerte”.

Luego de meditar es eso, quizás también sea bueno que medites en algo que leí los otros días y que sin lugar a dudas es la razón por la que escribí este artículo.

“Deje de soñar en lo que puedo hacer, y me he puesto a hacer lo que había soñado”

Éxitos.