Con la proximidad de las fiestas, llega a nuestra mente el deseo de preparar estos manjares tradicionales y exquisitos para celebrar en grande. Con eso en mente, se me ocurre que bien pudiéramos hacer una analogía de nuestro proceso de ventas con el proceso de adobar un pavo.

Y por favor, que no se entienda en ningún momento que quiero comparar a nuestra preciada clientela como un pavo, es solo para efectos pedagógicos.

Comparemos los procesos:

  • Recibimiento
  • Cualificar
  • Elegir un vehículo
  • Presentación
  • Demostración
  • Negociación
  • Entrega
  • Seguimiento

 

  • Elegir un buen Pavo
  •  Elegir los condimentos
  • Adobarlo con condimentos
  • Pre calentar el horno a 450*
  • Hornéalo por  un tiempo
  • Listo para comer
  • Mesa servida

El paso final del proceso (Seguimiento), lo dejé para luego, puesto que como buen comensal, muy probablemente el cliente querrá volver a repetir este maravilloso “plato”.

Si verificas cada paso del proceso, te darás cuenta que es básicamente infalible, el resultado final de un buen proceso de ventas (adobo), te dejara como resultado un excelente platillo (una venta).

Cada  vez que atiendes a un cliente, estas ante un gran reto “culinario”, en la medida que evites cortar el proceso, mucho mejor será el resultado de tu ¡receta magistral!